En una escuela de baile, las chicas experimentan su primera interacción con ‘Desnudos por la vida’. Un proyecto que se destaca por promover el cuidado y la aceptación de uno mismo, principalmente enfocado en la prevención del cáncer de mama.
Una coreografía con un mensaje poderoso
El acto final de la coreografía es una clara declaración en la lucha contra el cáncer de mama. La idea es desnudarse, un gesto simbólico que subraya la relevancia de la aceptación del cuerpo propio. Es un recordatorio de la importancia de ser consciente y amoroso con nuestro cuerpo, imponente y contundente.
El poder de la improvisación
Sonia Dorado, la coreógrafa, propone a las chicas un baile improvisado para ayudar a liberar la tensión. Este ejercicio resulta ser tanto inspirador como sorprendente. Algunas de las chicas brillan con luz propia. Marisa Jara, a pesar de su nerviosismo, se revela como una bailarina excepcional. Soraya Arnelas, también nerviosa al principio, alcanza un nivel de baile destacable.
Baile, risa y compañerismo
Samanta Villar y Anabel Pantoja se unen a la fiesta de la improvisación con bailes que dejan sin aliento a sus compañeras. Aunque Laura Matamoros muestra nerviosismo al bailar, recibe el respaldo incondicional de todas. Jenny Llada acompaña a Laura en el centro de la pista para ayudarla a relajarse, un acto que refuerza la solidaridad de este grupo de mujeres.
Este singular encuentro genera momentos de unión, risas y sorpresas. El baile, la música y el apoyo mutuo se convierten en el hilo conductor de una experiencia enriquecedora que va más allá de los movimientos y la coreografía. ‘Desnudos por la vida’ es una oda a la vida, a la prevención y a la fortaleza que nace de la aceptación de uno mismo.